sábado, 7 de septiembre de 2013

A salvo...




A Tí te entrego todo, los ídolos que adoré, mis tesoros de oropeles por tanto tiempo defendidos, dulce sacrificio de sueños de culpa, recipientes de dolor y miedo. A cambio de tan ‘valiosa’ dádiva, lo que tu Voluntad dispone para mí, un instante eterno y presente de Inocencia inmaculada, completamente libre de dolor y completamente a salvo de todo sufrimiento. 

He aquí mi ofrenda en este instante, donde están contenidos todos los instantes, pues ya no deseo que ni uno solo de mis sueños infelices demore la llegada del recuerdo del Amor. Paco Mingorance

lunes, 2 de septiembre de 2013

Hoy es el día...




Podemos elevar nuestros pensamientos hacia arriba. Podemos saludar a cada día con una sonrisa.
Hoy es un día para que puedas empezar a crear una vida plena y feliz.

Hoy es el día para comenzar a liberar todas tus limitaciones.

Hoy es el día para que puedas aprender los secretos de la vida. Tú puedes hacerlo.


Puedes cambiar tu vida para mejor.

Ya tienes las herramientas dentro de ti para hacerlo. Estas herramientas son tus pensamientos y tus creencias.

No pierdas tus pensamientos en la culpa. Ninguna persona, lugar o cosa tiene ningún control sobre tus sentimientos porque no piensan con tu mente.

Esta es la razón por la que realmente no tienes control sobre los demás-, como sabes, no puedes controlar sus pensamientos. Nadie puede controlar a otra persona a menos que lo autorice. Pero quieres ser consciente de esta poderosa mente que tienes. Puedes tomar el control total sobre tu propio pensamiento. Es la única cosa que sobre lo que siempre tendras el control total. Lo que elijas pensar es lo que obtienes en la vida. Yo he optado por tener pensamientos de alegría y agradecimiento, y tu también puede hacerlo.

Podemos aprender a pensar sólo en todo lo bueno en el mundo. Podemos elevar nuestros pensamientos hacia arriba. Podemos saludar a cada día con una sonrisa. Podemos dejar que el mundo sepa que estamos felices de estar vivos. Podemos agradecer a cada paso. Podemos amar a nuestros cuerpos. Podemos ser nuestros mejores amigos.

Louise L. Hay